Muy pocos de nosotros podemos entrar a una batalla y estar seguros de salir de ella sin tener alguna herida. Quizá no sean graves pero generalmente las heridas son partes de una victoria. Para enfrentarnos a un gigante debemos de estar dispuestos a sufrir ciertas cicatrices, como por ejemplo:
1. Tener que oír comentarios ridículos.
2. Arriesgar algo que es valioso para nosotros.
3. Estar dispuestos a hacer algo que nos pone nerviosos.
4. No reaccionar cuando alguien nos ataca.
entre otros.
Recordemos entonces a Jacob, cuando tenia miedo de regresar a su casa para enfrentar su hermano, el gigante que había dejado a tras, luego de haberlo engañado a el y a su padre para tener su bendición, tras este hecho fue a casa de Labán, siendo engañado y teniendo que trabajar el doble por la mujer que amaba, aqui entonces Jacob seguramente se dio cuenta de algo, cuando uno huye de un gigante muchas veces cae en las garras de otro.
Cuando enfrentas a un gigante tienes dos opciones, luchar esperando ganar o huir para luego encontrar otro gigante. Cuando huyes de un gigante solo estas posponiendo el enfrentamiento. En un momento dado Jacob debio sentirse contra la espada y la pared, entre Esaú y Laban, y así es como decidió enfrentar a Laban finalmente venciendo su mentalidad de langosta.
Comenzó a prepararse para el encuentro con su hermano, cuando esto sucedió dice la biblia que Jacob peleo contra un Varón sin darse cuenta que era Dios, luego se "enfrenta" a su hermano, pero en realidad Esaú lo recibió muy bien! Jacob en realidad había vencido a tres gigantes, Labán, Esaú, pero también se había vencido a si mismo como gigante. Decídete tu hoy a vencer tus gigantes!
No hay comentarios:
Publicar un comentario